domingo, 15 de noviembre de 2015

Noches

Voy a casa de Putita a pasar la tarde/noche.

Estamos viendo la tele, destripando algún programa cutre, cuando de pronto se apaga todo. La tele, la casa, la escalera. Todo. 

- Mierda. ¿No me digas que es hoy cuando eléctricas cortaba la luz a las doce en la manzana?

Nos retiramos por ceguera, sin muchas ganas. Cada una a su cama. Yo me quedo en el cuarto de La Reboleá, que no está. La nota de papel que hemos estado buscando durante horas en el sofá aparece en mi cama cuando ya estoy dentro, a pesar de que duermo desnuda. No sé donde estaría escondida para llegar hasta aquí. Me da la risa y ganas de salir a contártselo a Putita, pero la dejo a ver si descansa.

Pasan un par de horas y no hay forma de dormir. Aguzo el oído, a ver si escucho ruido. Me parece que Putita va a mear. Me levanto a toda prisa. Mierda, no hay luz. Busco a tientas. Hace frío, no encuentro las bragas. Al ir en dirección a la puerta del dormitorio me golpeo con el armario de la habitación porque no me la conozco. Salgo dolorida, helada y desanimada: he tardado tanto que temo que ya se haya vuelto a la cama.

Me asomo a la entrada. Silencio y oscuridad. En una de las puertas de enfrente vislumbro algo tenue.

Me acerco y la empujo.

La imagen es sobrecogedora. Sentada en la cama, envuelta en una bata verde tremendamente esponjosa y sujetando una linterna con las rodillas en un ángulo casi terrorífico, Putita engulle un vaso de leche con colacao y magdalenas.

Empieza la noche.

martes, 10 de noviembre de 2015

Wasabi

Putita me mira de reojo mientras me dice con media sonrisa "es una bendición tenerla aquí...". Espera la reacción. La miro con falsa indignación. ¿Putita?, ¿¿¿¿QUÉ HACE ESE GATO EN MI CASA????